Y en la luz desnuda vi
Diez mil personas, quizás más.
Gente hablando sin conversar,
Gente oyendo sin escuchar.
Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán
Y nadie osó molestar a los sonidos del silencio.
LOS SONIDOS DEL SILENCIO Simón & Garfunkel
Es extraño contemplar la evocación de la palabra, que con su sólo sonido parece clamar y repesentar aquello que se refiere. De qué forma la palabra soledad se aisla y resuena como una habitación vacía, de que manera la palabra adiós se despide, junto a un tren que se marcha, cómo se rompe el desgarro o cómo los restos ondean en el aire, girones, dando vueltas sobre si mismos.
La palabra sonrisa se alegra y nos guiña un ojo, y la belleza se queda embobada. La melancolía camina bajo la llovizna una noche de invierno. Al viaje, nos lo trae un sonido en la brisa y el recuerdo desanda este mundo, el susurro te habla suavemente al oído y reposa con su pesada respiración el sueño.
Esta magia que es la palabra conjura, crea, trae al mundo algo que fue, que es en otra parte e incluso lo que nunca fue aunque llegase a ser posible.
La palabra es mágica, sí, pero queda en nada cuando carece de una voluntad tras de ella, sin un deseo o intención, quedandose en gentío que habla pero no conversa y que oye pero no escucha. Es en este momento rota la comunicación cuando el mas hermoso verso es poco más que ruido. Es ese momento cuando toda evocación de lo que nos es ajeno desaparece y quedamos sólo nosotros, nosotros y el silencio.
La palabra sonrisa se alegra y nos guiña un ojo, y la belleza se queda embobada. La melancolía camina bajo la llovizna una noche de invierno. Al viaje, nos lo trae un sonido en la brisa y el recuerdo desanda este mundo, el susurro te habla suavemente al oído y reposa con su pesada respiración el sueño.
Esta magia que es la palabra conjura, crea, trae al mundo algo que fue, que es en otra parte e incluso lo que nunca fue aunque llegase a ser posible.
La palabra es mágica, sí, pero queda en nada cuando carece de una voluntad tras de ella, sin un deseo o intención, quedandose en gentío que habla pero no conversa y que oye pero no escucha. Es en este momento rota la comunicación cuando el mas hermoso verso es poco más que ruido. Es ese momento cuando toda evocación de lo que nos es ajeno desaparece y quedamos sólo nosotros, nosotros y el silencio.
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